miércoles, 30 de diciembre de 2009

COMO CREAR UNA CADENA DE ORACIÓN EFECTIVA

Como crear una cadena de oración efectiva

Como ya sabrán me gusta la tecnología y siempre busco maneras de utilizarla para acercar la palabra de Dios a los demás. Es por esto que en este articulo les daré una idea de como utilizar el servicio de tele conferencias por internet para organizar círculos de oración o cadenas de oración como también suelen llamarle.
Hace varios meses dos hermanos de mi iglesia se han dedicado a llamar en conferencia a otros hermanos para orar. Se ha acordado hacerlo todas las noches en un horario al que todos puedan asistir. Todo empezó con dos personas y estas personas invitaron a otras dos y así sucesivamente. Ahora ya somos un grupo de entre ocho a doce personas y resultaba un poco incómodo escuchar las conversaciones u oraciones; ya que mientras más personas hay en la conversación más difícil se tornaba escucharlos a todos.
Conozco varias cadenas de oración que se llevan a cabo de manera parecida pero mucho más organizadas que la cadena en la que estaba participando. Estas cadenas tienen un numero al que puedes llamar y unirte a otros hermanos en oración todos los días. Aunque personalmente, nunca he entrado, muchas personas que conozco de mi iglesia me dicen que son muy buenas.
Creo que podríamos utilizar el modelo de llamada en conferencia como un ministerio de alcance a los miembros de la iglesia. Para ser más específicos, podríamos enfocarnos en los jóvenes de la iglesia que son recién bautizados.
Si estructuramos la cadena en forma de grupos o nodos podríamos lograr más alcance y una mejor comunicación entre todos. Cada grupo puede tener un líder y cada líder se le puede asignar de 4 a 5 participantes. Creo que es más efectivo y ayuda a crear orden y promueve la amistad entre hermanos, ya que reduce la cantidad de personas en la conversación y por ende se facilita el trabajo del líder. Por último crea un hábito en los hermanos que son recién bautizados o nuevos en la fe, ya que si alguien se encarga de contactarlos todos los días la costumbre de orar se desarrolla más rápido.
Después que los grupos estén formados puedes proseguir a crear las reglas que regirán a los participantes. Dichas reglas deberán de abarcar los siguientes tópicos: hora de reunión, peticiones y oraciones especiales, lectura bíblica o devocional, etc. Estos son los tópicos que me llegan a la mente, pero estoy seguro que hay otros que les gustaría cubrir.
Les recomiendo que el tiempo total de la llamada no sea mas de una hora, esto lo digo porque si lo hacen en la noche es posible que sea un poco tarde y no queremos interferir con el sueño de los participantes y si la hacen por la mañana, tampoco queremos interferir con la hora de levantarse de los participantes. Recuerden que están tratando con herman@s nuevos en la fe y cosas como estas podrían alejarlos del circulo de oración.
Está claro, que no necesariamente el circulo debe de estar compuesto por nuevos creyentes. Este método puede ser utilizado por grupos que quieran promover la oración. Incluso se puede promover como una herramienta diferente para organizar una semana de oración.



A todos los que organizanla Semana de oración por la unidad de los cristianos
Buscar la unidad durante todo el año

Tradicionalmente, la Semana de oración por la unidad de los cristianos se celebra del 18 al 25 de enero. Estas fechas fueron propuestas en 1908 por Paul Watson para cubrir el periodo entre la fiesta de san Pedro y la de san Pablo. Esta elección tiene un significado simbólico. En el hemisferio Sur, donde el mes de enero es tiempo de vacaciones de verano, se prefiere adoptar igualmente otra fecha, por ejemplo en torno a Pentecostés (sugerido por el movimiento Fe y Constitución en 1926) que representa también otra fecha simbólica para la unidad de la Iglesia.
Guardando esta flexibilidad de espíritu, os animamos a considerar estos textos como una invitación para encontrar otras ocasiones, a lo largo del año, y expresar el grado de comunión que las Iglesias ya han alcanzado, y orar juntas para llegar a la plena unidad querida por Cristo.
Adaptar los textos
Estos textos que han sido propuestos, cada vez que sea posible, se procurará adaptarles a las realidades de los diferentes lugares y países. Al hacerlo, se deberá tener en cuenta las prácticas litúrgicas y devocionales locales así como el contexto social-cultural. Tal adaptación deberá comportar normalmente una colaboración ecuménica. En muchos países, las estructuras ecuménicas existen y permiten este género de colaboración. Esperamos que la necesidad de adaptar la Semana de oración a la realidad local pueda animar la creación de esas mismas estructuras allí donde éstas no existen todavía.
Utilizar los textos de la Semana de oración por la unidad de los cristianos
Para las Iglesias y las Comunidades cristianas que celebran juntas la Semana de oración en una sola ceremonia, este folleto propone un modelo de Celebración ecuménica de la Palabra de Dios.
Las Iglesias y las Comunidades cristianas pueden igualmente servirse para sus celebraciones de las oraciones y de otros textos de la Celebración ecuménica de la Palabra de Dios, de los textos propuestos por el Octavario y de las oraciones presentes en el apéndice de este folleto.
Las Iglesias y Comunidades cristianas que celebran la Semana de oración por la unidad de los cristianos cada día de la semana, pueden encontrar sugerencias en los textos propuestos para el Octavario.
Las personas que desean realizar estudios bíblicos sobre el tema del año 2009, pueden servir de apoyo igualmente los textos y las reflexiones bíblicas propuestas para el Octavario. Los comentarios de cada día pueden concluir con una oración de intercesión.
Para las personas que desean orar en privado, los textos de este folleto pueden animar sus oraciones y su llamada a la comunión con todos aquellos que oran en todo el mundo por una mayor unidad visible de la Iglesia de Cristo.
Texto bíblico
Lc 24
El primer día de la semana, al amanecer, las mujeres fueron al sepulcro con los perfumes que habían preparado. Al llegar, se encontraron con que la piedra que cerraba el sepulcro había sido removida. Entraron, pero no encontraron el cuerpo de Jesús, el Señor. Estaban aún desconcertadas ante el caso, cuando se les presentaron dos hombres vestidos con ropas resplandecientes que, al ver cómo las mujeres se postraban rostro en tierra llenas de miedo, les dijeron: ¿Por qué buscáis entre los muertos al que está vivo? No está aquí; ha resucitado. Recordad que él os habló de esto cuando aún estaba en Galilea. Ya os dijo entonces que el Hijo del hombre tenía que ser entregado en manos de pecadores y que iban a crucificarlo, pero que resucitaría al tercer día.
Ellas recordaron, en efecto, las palabras de Jesús y, regresando del sepulcro, llevaron la noticia a los Once y a todos los demás. Así pues, fueron María Magdalena, Juana, María la madre de Santiago, y las otras que estaban con ellas, quienes comunicaron a los apóstoles lo que había pasado. Pero a los apóstoles les pareció todo esto una locura y no las creyeron.
Pedro, sin embargo, se decidió, y echó a correr hacia el sepulcro. Al inclinarse a mirar, sólo vio los lienzos; así que regresó a casa lleno de asombro por lo que había sucedido.
Ese mismo día, dos de los discípulos se dirigían a una aldea llamada Emaús, distante unos once kilómetros de Jerusalén. Mientras iban hablando de los recientes acontecimientos, conversando y discutiendo entre ellos, Jesús mismo se les acercó y se puso a caminar a su lado. Pero tenían los ojos tan ofuscados, que no lo reconocieron. Entonces Jesús les preguntó: ¿Qué es eso que discutís mientras vais de camino? Se detuvieron con el semblante ensombrecido, y uno de ellos, llamado Cleofás, le contestó: Seguramente tú eres el único en toda Jerusalén que no se ha enterado de lo que ha pasado allí estos días. Él preguntó: ¿Pues qué ha pasado? Le dijeron: Lo de Jesús de Nazaret, que era un profeta poderoso en hechos y palabras delante de Dios y de todo el pueblo. Los jefes de nuestros sacerdotes y nuestras autoridades lo entregaron para que lo condenaran a muerte y lo crucificaran. Nosotros teníamos la esperanza de que él iba a ser el libertador de Israel, pero ya han pasado tres días desde que sucedió todo esto. Verdad es que algunas mujeres de nuestro grupo nos han desconcertado, pues fueron de madrugada al sepulcro y, al no encontrar su cuerpo, volvieron diciendo que también se les habían aparecido unos ángeles y les habían dicho que él está vivo. Algunos de los nuestros acudieron después al sepulcro y lo encontraron todo tal y como las mujeres habían dicho. Pero a él no lo vieron.
Jesús, entonces, les dijo: ¡Qué lentos sois para comprender y cuánto os cuesta creer lo dicho por los profetas! ¿No tenía que sufrir el Mesías todo esto antes de ser glorificado? Y, empezando por Moisés y siguiendo por todos los profetas, les explicó cada uno de los pasajes de las Escrituras que se referían a él mismo. Cuando llegaron a la aldea adonde se dirigían, Jesús hizo ademán de seguir adelante. Pero ellos le dijeron, insistiendo mucho: Quédate con nosotros, porque atardece ya y la noche se echa encima. Él entró y se quedó con ellos. Luego, cuando se sentaron juntos a la mesa, Jesús tomó el pan, dio gracias a Dios, lo partió y se lo dio. En aquel momento se les abrieron los ojos y lo reconocieron; pero él desapareció de su vista.
Entonces se dijeron el uno al otro: ¿No nos ardía ya el corazón cuando conversábamos con él por el camino y nos explicaba las Escrituras? En el mismo instante emprendieron el camino de regreso a Jerusalén, donde encontraron reunidos a los Once y a todos los demás, que les dijeron: Es cierto que el Señor ha resucitado y que se ha aparecido a Simón. Ellos, por su parte, contaron también lo que les había sucedido en el camino y cómo habían reconocido a Jesús cuando partía el pan.
Todavía estaban hablando de estas cosas, cuando Jesús se puso en medio de ellos y les dijo: ¡La paz sea con vosotros! Sorprendidos y muy asustados, creían estar viendo un fantasma. Pero Jesús les dijo: ¿Por qué os asustáis y por qué dudáis tanto en vuestro interior? Mirad mis manos y mis pies: soy yo mismo. Tocadme y miradme. Los fantasmas no tienen carne ni huesos, como veis que yo tengo.
Al decir esto, les mostró las manos y los pies. Pero, aunque estaban llenos de alegría, no se lo acababan de creer a causa del asombro. Así que Jesús les preguntó: ¿Tenéis aquí algo que comer? Le ofrecieron un trozo de pescado asado, que él tomó y comió en presencia de todos. Luego les dijo: Cuando aún estaba con vosotros, ya os advertí que tenía que cumplirse todo lo que está escrito acerca de mí en la ley de Moisés, en los libros de los profetas y en los salmos.
Entonces abrió su mente para que comprendieran el sentido de las Escrituras. Y añadió: Estaba escrito que el Mesías tenía que morir y que resucitaría al tercer día; y también que en su nombre se ha de proclamar a todas las naciones, comenzando desde Jerusalén, un mensaje de conversión y de perdón de los pecados. Vosotros sois testigos de todas estas cosas. Mirad, yo voy a enviaros el don prometido por mi Padre. Quedaos aquí, en Jerusalén, hasta que recibáis la fuerza que viene de Dios.
Más tarde, Jesús los llevó fuera de la ciudad, hasta las cercanías de Betania. Allí, levantando las manos, los bendijo. Y, mientras los bendecía, se separó de ellos y fue llevado al cielo. Ellos, después de adorarlo, regresaron a Jerusalén llenos de alegría. Y estaban constantemente en el Templo bendiciendo a Dios.

El tema bíblico


Los protagonistas del movimiento ecuménico han meditado a menudo el discurso de Jesús antes de su muerte. Este último testamento destaca la importancia de la unidad de los discípulos de Cristo para la misión: “Que todos sean uno… para que el mundo crea” (Jn17, 21).
De manera original, las Iglesias de Escocia han querido este año hacernos comprender el último discurso de Cristo resucitado antes de su Ascensión, que termina con estas palabras: “Estaba escrito que el Mesías tenía que morir y que resucitaría al tercer día; y también que en su nombre se ha de proclamar a todas las naciones, comenzando desde Jerusalén, un mensaje de conversión y de perdón de los pecados. Vosotros sois testigos de todas estas cosas” (Lc 24, 46-48). Son, pues, las últimas palabras de Cristo que meditaremos.
Estamos invitados a recorrer a lo largo de la Semana de oración por la unidad cristiana 2010 todo el conjunto del capítulo 24 del Evangelio de Lucas. Las mujeres asustadas junto a la tumba, los dos discípulos desalentados camino de Emaús, o también los once apóstoles que han vivido el temor y la duda, todos los que se encuentran con Cristo resucitado son enviados en misión: “Vosotros sois testigos de todas estas cosas”. Esta misión eclesial confiada por Cristo no se la pueda apropiar nadie. Es la comunidad de los que han sido reconciliados con Dios, y Dios puede testimoniar la verdad del poder salvador ofrecido en Jesucristo.
Se deduce que la manera de testimoniar de María Magdalena, de Pedro o de los dos discípulos de Emaús no será idéntica. Y por eso, es la victoria de Jesús sobre la muerte en la que todos sitúan el centro de su testimonio. En lo que tiene de único para cada uno de ellos, el encuentro personal con el Resucitado cambió radicalmente su vida y una misma evidencia se impone para ellos: por todo eso, debemos ser testigos. Su relato tendrá acentos diferentes, y a veces las disensiones mismas pueden nacer entre ellos, lo que requiere la fidelidad a Cristo, y por ello todos trabajarán por el anuncio de la Buena Noticia.
El octavario
Durante la Semana de la oración por la unidad cristiana 2010, vamos a meditar día a día el capítulo 24 del Evangelio de Lucas, deteniéndonos en las cuestiones que se plantean: preguntas de Jesús a sus discípulos, y preguntas de los apóstoles a Cristo.
Cada una de estas preguntas permite, en efecto, destacar de manera específica el testimonio del Resucitado. Para cada una de ellas, estamos invitados a reflexionar sobre nuestra situación de divisiones eclesiales y los remedios que, concretamente, podemos aportar. Testigos ya lo somos, y debemos ser siempre mejores. ¿Cómo?
— celebrando al que nos ofrece el don de la vida y de la resurrección (primer día);
— sabiendo compartir con los otros la historia de nuestra fe (segundo día);
— tomando conciencia de que Dios está trabajando en nuestras vidas (tercero día);
— agradeciendo la herencia de la fe recibida (cuarto día);
— confesando a Cristo como vencedor de todo sufrimiento (cada día);
— pretendiendo ser siempre más fieles a la Palabra de Dios (sexto día);
— creciendo en la fe, en la esperanza y en la caridad (séptimo día);
— ofreciendo la hospitalidad, y sabiendo acogerla cuando se nos ofrece (octavo día).
En cada uno de estos ocho aspectos, nuestro testimonio ¿no sería más fiel al evangelio de Cristo si lo hacemos juntos?
Edimburgo 2010
En junio de 2010 se celebrará en Edimburgo el centenario de la Conferencia misionera que se había desarrollado en esta ciudad hace un siglo (www.edinburgh2010.org). Los organizadores han deseado que este acontecimiento sea un tiempo de acción de gracias por todos los progresos que Dios permitió en la misión. Dedican también un lugar importante a la oración para confiar a Cristo el testimonio que las Iglesias tendrán que dar juntas durante el siglo XXI.
Este acontecimiento también debe permitir a los que trabajan desde hace tiempo en el campo misionero y a los representantes de hechos más recientes intercambiar sus perspectivas. Será también ocasión de intercambiar sus prácticas misioneras a los miembros de distintas tradiciones eclesiales.
El mundo ha cambiado mucho desde 1910 y la misión debe ser objeto de reflexión con nuevos ojos. Secularización y descristianización, nuevos medios de comunicación, relaciones interconfesionales, diálogo interreligioso… son numerosas cuestiones que deben discutirse. Si todos se ponen de acuerdo sobre la necesidad para los discípulos de Cristo de dar testimonio, es difícil lograr una comprensión común de lo que debe ser hoy la misión. En el interior de las Iglesias, los debates no faltan. ¿No ganarían si fueran llevados conjuntamente por todas las Iglesias?
1910... 2010: un mismo sentimiento de urgencia vive en el corazón de los cristianos: el evangelio no es un lujo en nuestra humanidad herida por las divisiones; el evangelio no puede ser anunciado por voces discordantes.
Con Cristo, los que vivían en el odio pueden encontrar un camino de reconciliación. Con Cristo, los que estaban separados pueden encontrar la alegría de vivir como hermanos…. vosotros sois testigos de todas estas cosas.
Preparación de la Semana de oración por la unidad de los cristianos 2010
Canto de reunión. Durante este canto, la Biblia o el Evangeliario, se coloca delante de la asamblea según las tradiciones locales en el atril, el ambón, sobre la mesa del altar...
En sus palabras de acogida el presidente de la asamblea da la bienvenida a las comunidades presentes y a sus responsables.
Invita a dar gloria a Dios por la resurrección de su Hijo Jesús, a orar por la unidad de los cristianos y a pedir el don del Espíritu Santo para un renacimiento de la misión y de la unidad cristiana en el espíritu de la llamada de Edimburgo en 1910 (cf. introducción general del tema de la oración de 2010 y el pasaje arriba citado).
La oración de apertura puede también elegirse entre las que se proponen en el anexo.
II) La proclamación de Lc 24
El canto de aclamación al Evangelio. Algunos ejemplos a elegir: himno a Cristo resucitado, Gloria, aleluya continuo, otro canto o un antiguo salmo de tonalidad pascual o que mencione el envío de los testigos de la resurrección.
La lectura continua es la forma recomendada de esta proclamación de Lc 24. La asamblea se sienta de nuevo después del canto que precede el Evangelio. Varios métodos de proclamación se presentan: proclamación por un solo lector o por varios lectores: el narrador, la voz de Cristo, los ángeles, los discípulos de Emaús, los discípulos de Jerusalén.
— En el versículo 34 se puede introducir este diálogo entre el lector y la asamblea:
— Lector: “Es cierto que el Señor ha resucitado y que se ha aparecido a Simón”.
— Asamblea: “Verdaderamente Cristo ha resucitado. ¡Aleluya!”.
— Una alabanza puede también cantarse entre las tres secciones del capítulo: el mensaje pascual recibido en la tumba (v. 1-12), la aparición a los discípulos de Emaús (v. 13-35), la aparición a los Once (v. 36-53). Otras expresiones de la alabanza y la alegría pascual son posibles, por ejemplo el aplauso después de cada aparición del resucitado, según el ejemplo de la vigilia pascual caldea.
— Con niños o jóvenes especialmente, se puede recurrir al mimo o a otras formas de representación.
— Se puede recurrir a la iconografía: imágenes, vídeo,…
Antes de la predicación deben distribuirse el canto, la música y el tiempo de silencio.
III) Las oraciones de acción de gracias y de intercesión
Inspiran el contenido de los días de la semana de oración. Invocan el Nombre del Señor y lo celebran en su generosidad y hospitalidad hacia nosotros reveladas en Jesucristo. Constituyen una oración de petición y consagración a Dios de los testigos del Evangelio, unidos en una única fe y en un único bautismo, y en el testimonio común de la Iglesia indivisa.
IV) El envío
Se propone una oración de los cristianos de Escocia como oración de compromiso. Expresa nuestra voluntad de consagrar a Dios el presente y el futuro tanto del movimiento ecuménico como de la evangelización. En este año 2010, a la hora de un nuevo “compromiso de Edimburgo”, entendemos en el centro de nuestras asambleas de oración la llamada más actual que nunca de evangelizar en la unidad: “Que seamos uno, para que el mundo crea” y que se refuerce nuestra respuesta a la petición de Cristo de estar en comunión los testigos de su resurrección.
El esquema de este culto podrá servir para una celebración común con motivo de la Fiesta de Pascua 2010 y para los próximos años de fecha común de la Pascua (4 de abril de 2010, 24 de abril de 2011, 20 de abril 2014, 16 de abril 2017).
Varios elementos pueden utilizarse en el marco de una celebración litúrgica propia de una comunidad. .

P. “Uno solo es el cuerpo y uno solo el Espíritu, como una es la esperanza a la que habéis sido llamados…”A. “Sólo hay un Señor, sólo una fe, sólo un bautismo. Sólo un Dios, que es Padre de todos, que todo lo domina, por medio de todos actúa y en todos vive.”
P. “Estaba escrito que el Mesías tenía que morir y que resucitaría al tercer día; y también que en su nombre se ha de proclamar a todas las naciones, comenzando desde Jerusalén, un mensaje de conversión y de perdón de los pecados.” A. “Vosotros sois testigos de todas estas cosas.”
Palabras de acogida

Oración
Señor Dios nuestro, te damos gracias por todas las personas y comunidades que nos han transmitido el mensaje de la Buena Noticia y así nos han dado una base sólida para nuestra fe. Te pedimos que también demos juntos testimonio de nuestra fe, con el fin de fomentar que otros te conozcan y pongan su confianza en la verdad de la salvación ofrecida por Jesucristo para la vida del mundo
Durante los últimos años, dos acontecimientos ocurridos en Escocia han hecho que este pequeño país se haya convertido repentinamente en el centro de la atención de los medios de comunicación del mundo entero. El atentado aéreo sobre Lockerbie y la masacre de los niños en la escuela de Dunblane aportaron notoriedad a una nación que se acordará siempre de estas atroces pérdidas de vidas humanas. Los dos acontecimientos causaron sufrimientos y aflicciones increíbles a un gran número de personas, y sus consecuencias se sintieron más allá de los límites físicos de estas dos localidades. Inocentes encontraron la muerte en circunstancias espantosas.
La realidad del sufrimiento es algo de lo que habla con fuerza el profeta Isaías en el pasaje de hoy donde nos recuerda que Dios no renuncia nunca a ver la humanidad sufriente. En cambio, el salmo declara la necesaria confianza que guarda el creyente hacia su Salvador.
La Carta a los Romanos declara la certeza que el amor es todavía más fuerte, y que el dolor y el sufrimiento nunca prevalecerán ya que antes de ofrecer al mundo la resurrección, Cristo entró en una agonía atroz y en la oscura cavidad de la tumba para estar totalmente con nosotros hasta en nuestras peores miserias.
Tras el Señor, los cristianos en búsqueda de la plena unidad manifiestan su solidaridad hacia aquellos que se enfrentan en la existencia con situaciones trágicas de sufrimientos, confesando que el amor es más fuerte que la muerte. Y de la humillación extrema de la tumba, la resurrección llegó a ser como un nuevo sol para la humanidad; como un clamor anunciante de vida, de perdón y de inmortalidad.
Los cristianos tienen el privilegio de descubrir la Palabra de Dios en la lectura de las Santas Escrituras y la celebración de los sacramentos. Por la escucha fiel a la proclamación de las Escrituras y la lectura fervorosa de los distintos libros de la Biblia, abren sus corazones y su espíritu para acoger la Palabra misma de Dios. Jesús prometió a sus discípulos que enviaría el Espíritu Santo para que comprendieran la Palabra de Dios y guiarlos hacia la verdad completa.
Desde un punto de vista histórico, los cristianos se dividieron tanto con respecto a la lectura como a la comprensión de la Palabra de Dios. A menudo han utilizado la Biblia para destacar su desacuerdo más que para buscar reconciliarse. Afortunadamente, gracias a las Santas Escrituras los cristianos recientemente se acercaron unos a otros en su búsqueda de la unidad. El estudio común de la Biblia pasó a ser uno de los principales medios de crecer juntos en la fe. Como cristianos, el camino que celebramos durante esta Semana de oración por 1a unidad de los cristianos es afianzada firmemente en nuestra escucha común de la Palabra de Dios, en nuestro esfuerzo para comprenderla y vivirla juntos.
El profeta Isaías nos recuerda que cuando se proclama con fuerza, la Palabra de Dios es verdaderamente eficaz. No vuelve de nuevo hacia Dios sin resultado sino que hace efectivo el objetivo para el cual Dios la envió. Encontramos este mismo mensaje en las palabras dirigidas a Timoteo, cuando es invitado a creer en la eficacia de las Escrituras que son, para los fieles, un instrumento para hacer el bien. El salmo alaba las palabras y las disposiciones del Señor y nos ayuda en nuestro discernimiento para que amemos la Ley sagrada.
Durante esta Semana de oración por 1a unidad de los cristianos, oramos para que todos los cristianos puedan penetrar más profundamente el misterio de la maravillosa revelación divina tal como se nos muestra en las Santas Escrituras. Suplicamos que el Espíritu Santo nos ayude a comprender mejor la Palabra de Dios y orientarnos en nuestro camino común en la fe, hasta que estemos reunidos de nuevo alrededor de la única mesa del Señor
En su curso de vida y fe, todos los cristianos atraviesan momentos de duda. Cuando no llegan a reconocer la presencia de Cristo resucitado, el encuentro entre ellos puede a veces reforzar estas dudas más bien que reducirlas.
Los cristianos tienen el reto de seguir creyendo que, si no ven ni sienten la presencia de Dios, Dios está con ellos. Las virtudes de la fe, la esperanza y la caridad les dan poder testimoniar que con la fe, pueden ir más allá de sus propias capacidades.
El personaje de Job nos ofrece el ejemplo del que tiene de afrontar duras tribulaciones y pruebas y que pide tener un apretado debate con Dios. A pesar de todo, en la fe y la esperanza estaba convencido de que Dios permanecería con él. Encontramos esta confianza y esta convicción en las acciones de Pedro y Juan durante el relato del minusválido que es relatado en los Hechos. Su fe en el nombre de Jesús les permite dar un poderoso testimonio delante de todas las personas presentes.
El salmo de hoy es una oración que refleja nuestra profunda aspiración en el amor inquebrantable de Dios.
Nuestro encuentro durante esta Semana de oración por la unidad de los cristianos ofrece a nuestras comunidades la posibilidad de crecer juntos en la fe, la esperanza y el amor. Damos prueba del amor inquebrantable de Dios para todos los seres humanos y de su fidelidad hacia la Iglesia una que estamos llamados a ser.
Hoy, gracias a los medios de comunicación electrónica, todos estamos cercanos unos de otros en este planeta pequeño y superpoblado. Como en el tiempo de Lucas, numerosas son las personas y las comunidades que han tenido que abandonar sus casas y encontrar refugio en tierra extranjera. Nuestras comunidades han descubierto nuevas religiones y culturas extranjeras gracias a la llegada de fieles de las grandes religiones mundiales.
Durante la Semana de oración por la unidad de los cristianos, reconocemos en nuestro camino común hacia la unidad la hospitalidad y la fraternidad de los cristianos de todas las Iglesias. Cristo nos pide también acoger al extranjero y dejarnos acoger por él que es en adelante nuestro vecino. Queda claro que si no podemos ver a Cristo en el otro, entonces no podemos verlo de ninguna manera. La historia que se nos dice en el Génesis describe cómo Abraham recibió a Dios al abrir su casa y al ofrecer la hospitalidad a los extranjeros.
El Dios de toda la creación sostiene también al preso, al ciego y al extranjero. El salmo de hoy es una alabanza a Dios por su fidelidad eterna y por todo lo que hace por nosotros.
La carta a los Romanos nos recuerda que el Reino de Dios se realiza a través de la justicia, la paz y la alegría en el Espíritu Santo.
Cristo resucitado reúne a sus discípulos, come con ellos y lo reconocen. Les recuerda lo que las Escrituras decían de él y les explica lo que no habían comprendido hasta entonces. Así les libera de sus dudas y temores y los envía a dar testimonio de todo eso. Al crear este espacio de encuentro con él, les da recibir su paz, que implica la justicia para los oprimidos, la solicitud hacia los hambrientos, y el estímulo mutuo que son los dones del nuevo mundo de la resurrección. Como ellos, podemos encontrar a Cristo cuando nos ofrecemos a compartir nuestra vida y nuestros talentos. >>

Oración/Meditación de testimonio
Esta meditación utiliza símbolos y gestos para ayudar a la comprensión de todos en las asambleas de oración compuesta por personas de lenguas diferentes y/o para favorecer la participación de los que tienen dificultades de aprendizaje. Se puede utilizar en su totalidad o dividir en distintas secciones que podrán insertarse en distintos momentos de la celebración.
Símbolos: piedra grande, libro de historia con imágenes/fotografías, globo terráqueo, credo u otra profesión de fe, cruz/crucifijo, Biblia, gran punto de interrogación dibujado sobre un cartel, un pan. Los símbolos se aportan al mismo tiempo que se leen los pasos de la meditación que corresponden, y se colocan en un lugar visible para todos -eso podrá ser sobre una mesa/un altar situado en el centro de la asamblea o delante de ella. Los símbolos pueden también proyectarse sobre una pantalla/pared con un programa informático adecuado, por ejemplo Power Point.
ACCIÓN 1.
Se lleva una gran piedra. Posibilidad de fondo musical.
Voz 1
¿“Por qué buscáis entre los muertos al que vive?”
Voz 2
Sé lo que significa perder a alguien.Conocí las lágrimas y la desesperación.Sentí el peso de la piedra que aplasta toda esperanza y que aparta lejos de Dios.
Voz 1
Pero no es Dios sino nosotros mismos los que ponemos las piedras sobre nuestro camino. Poco a poco, la luz volverá de nuevo. Cristo se manifestará en el afecto de un amigo, en la acogida de un vecino, en la amabilidad de un extranjero.
Voz 2
Es necesario conocer la muerte para poder renacer.He visto la muerte volviendo de nuevo a la vida: (Se mencionan personas o se escuchan testimonios.)
Voz 1 y 2
De todo eso, nosotros somos testigos.
Todos
Rogamos por todos los que tienen necesidad de que la piedra esté rodada. Damos gracias por todos los que han tenido experiencia de la resurrección en esta vida.Alabamos a Dios, la gloria de Cristo resucitadoque nos da la esperanza inquebrantable en la vida eterna.
ACCIÓN 2
Se lleva un gran libro de historia que contiene imágenes o fotografías adaptadas. Posibilidad de fondo musical.
Voz 1
¿Qué es eso que discutís mientras vais de camino?
Voz 2
Me gustan los verdaderos intercambios. Estoy cansado de trivialidades. Mis relatos son auténticos. Sé escuchar incluso cuando eso es doloroso. Me siento implicado en las experiencias de mi próximo.
Voz 1
Señor, te damos gracias por los beneficios de los medios de comunicación que nos has dado: Por el cara-a-cara, por el teléfono, por la radio, la televisión e internet. Señor, te damos gracias por todo lo que nos conecta y nos permite permanecer en contacto. Señor, te damos gracias por el Espíritu Santo.
Voz 2
Somos nuestras propias historias. Me propuse relatar experiencias que cambiaron vidas. (Se mencionan personas o se escuchan testimonios.)
Voz 1 y 2
De todo eso, nosotros somos testigos.
Todos
Pedimos por todos los que hablan de cosas sin importancia. Damos gracias por todos los que compartieron sus experiencias de curación, perdón y reconciliación. Alabamos a Dios por el poder transformante de su amor y nosotros pedimos para que un día la historia de Cristo y las nuestras no sean más que una.
ACCIÓN 3.
Se lleva un globo terráqueo (eventualmente se ilumina). Posibilidad de fondo musical.
Voz 1
“Seguramente tú eres el único en toda Jerusalén que no se ha enterado de lo que ha pasado allí estos días”.
Voz 2
En la actualidad, estoy informado de los desastres que tienen lugar al otro lado del mundo. Con todo, no soy consciente de las pruebas que sufren mis vecinos y no sé quien celebra fiesta muy cerca de aquí. Me siento extranjero en mi propio país.
Voz 1
A veces es necesario guardar silencio. Si observamos y escuchamos, encontraremos a Cristo en el otro. Si nos miramos, encontraremos a Cristo en nosotros mismos. Y si nos cuestionamos y aceptamos nuestra debilidad, el Espíritu Santo nos mostrará lo que Dios espera de nosotros.
Voz 2
Dios está presente en toda situación. Nadie le es extraño. Reconocí la obra de (Se mencionan personas o se escuchan testimonios.)
Voz 1 y 2
De todo eso, nosotros somos testigos.
Todos
Pedimos por todos los que viven situaciones trágicas. Damos gracias por los organismos internacionales de ayuda humanitaria, por los servicios urgentes y las personas que se sacrifican personalmente para ayudar a su próximos. Alabad a Dios, por el don y la fuerza de la oración —porque hay siempre algo que podemos hacer— por lo cual podemos orar.
ACCIÓN 4.
Se lleva el texto de un credo u otra profesión de fe (impreso en una bandera u otro soporte). Posibilidad de fondo musical.
Voz 1
¿Pues qué ha pasado?”
Voz 2
Mi fe es preciosa. Me enganché en los momentos más difíciles. No puedo imaginar vivir sin ella. Deseo transmitirla a los pequeños.
Voz 1
No podemos dejar esta responsabilidad a los otros. Estamos llamados a testimoniar nuestra fe. En todas las épocas, hombres y mujeres anunciaron la Palabra de Dios y la oscuridad cedió el paso a la luz.
Voz 2
Hoy nos acordamos de los que fueron inspiradores de nuestra fe: (Se mencionan personas o se escuchan testimonios.)
Voz 1 y 2
De todo eso, nosotros somos testigos.
Todos
Pedimos por todos los que guardan la fe en el mismo Cristo al precio del ridículo, de la persecución o la muerte. Damos gracias por los que nos influyeron. Y en silencio, damos gracias por todas las cosas de la fe que más valoramos. (silencio) Alabamos a Dios por su fidelidad que es eterna. (Amén).
ACCIÓN 5.
Se lleva una gran cruz o un crucifijo. Posibilidad de fondo musical.
Voz 1
“¿No tenía que sufrir el Mesías todo esto antes de ser glorificado?”
Voz 2
Vi la inhumanidad del hombre hacia el hombre en hombres, mujeres y en seres apenas salidos de la infancia. Vi sufrir personas que amo y no supe reducir el peso de su cruz. A veces, grito: ¿Por qué, Dios mío, por qué?
Voz 1
Hay muchos motivos de sufrimiento. La guerra, el terrorismo y la crueldad humana nos recuerdan que cada palabra, si lo queremos, pueden convertirse en realidad: pero tenemos necesidad del amor en el nombre de Cristo. No podemos hacer cesar el sufrimiento, la enfermedad, la muerte pero podemos comprender y participar en el dolor, en el amor.
Voz 2
La Cruz bañada en la sangre de Cristodio frutos abundantes de fidelidad, perdón y amor. Conozco esta cosecha (Se mencionan personas o se escuchan testimonios.)
Voz 1 y 2
De todo eso, nosotros somos testigos.
Todos
Pedimos por todos los que otros les hacen sufrir. Pedimos también por quienes causan estos sufrimientos. Damos gracias para los que expresan el amor en la acción y corren el riesgo de ir allá donde los ángeles mismos no se atreven a ir. Pedimos por los enfermos, por los que se ocupan de ellos y por los moribundos. Alabamos a Dios por la promesa que nos hizo: ni la muerte, ni la vida, ni nada podrá separarnos del amor de Dios. (Amén)
ACCIÓN 6.
Se lleva una Biblia. Posibilidad de fondo musical.
Voz 1
“¿No nos ardía ya el corazón cuando conversábamos con él por el camino?”
Voz 2
No leo la Biblia tan a menudo como debería. Pero he encontrado versículos y expresiones que me hacen vivir profundamente: esté solo o con otras personas, siento a veces, en los momentos más inesperados, que algo pasa,comprendo entonces estas palabras como nunca no lo había hecho antes. ¿Es esto lo que solemos llamar la “revelación”?
Voz 1
Dios revela su Palabra de muchas maneras. Es inútil buscar a toda costa una revelación:el Espíritu Santo nos abrirá los ojos y el espíritu cuando haya llegado el momento. Y los que Dios eligió como sus profetas nos permiten comprender nuestro tiempo, a la luz del pasado,y nos indican el camino de seguir para el futuro.
Voz 2
El amor está en el centro de la revelación. Sentí mi corazón arder apasionadamente. (Se mencionan personas o se escuchan testimonios.)
Voz 1 y 2
De todo eso, nosotros somos testigos.
Todos
Pedimos por todos los que tienen el corazón frío. Pedimos por los que piensan haber visto todo. Damos gracias por los profetas del pasado y los de hoy que han compartido con nosotros lo que Dios les reveló. Damos gracias por los que, por pasión de Cristo, aportaron la justicia y la libertad a los oprimidos. Alabamos a Dios por todas las personas que son para nosotros la revelación de su Palabra. (Amén)
ACCIÓN 7.
Se lleva un gran punto de interrogación dibujado sobre un cartel. Posibilidad de fondo musical.
Voz 1
“¿Por qué os asustáis y por qué dudáis tanto en vuestro interior?”
Voz 2
Yo envidio a los que no dudan nunca. Me gustaría tener sus certezas. Pero algunas cosas que me suceden a mí como a los otros hacen que me pregunte sobre tu poder, Señor. Y en cada entierro que participo es una invitación a recorrer de nuevo el camino de Emaús.
Voz 1
Moderar la duda requiere valor y confianza. Se debe estar preparado a moverse. La apatía, la inacción, la complacencia y el egocentrismo son todo lo contrario a la fe, pero no a la duda.Sigamos el camino de Cristo. Roguemos, alabemos a Dios y amemos al prójimo como a nosotros mismos. Porque pasando a la acción encontramos respuestas.
Voz 2
Sólo la fe nos hace vivir nuestros problemas. La fe me ha ayudado a superar de manera increíble algunas dificultades. (Se mencionan personas o se escuchan testimonios.)
Voz 1 y 2
De todo eso, nosotros somos testigos.
Todos
Pedimos por los que viven constantemente en el miedo. Pedimos por los que están paralizados por su sentimiento de inseguridad. Damos gracias por los que, gracias a la fuerza de su fe, sostienen y ayudan a los que están en la adversidad. Alabamos a Dios por el consuelo que Jesús nos da, ya que es dando testimonio y enfrentándose a los fantasmas que nos atormentan, nosotros descubrimos también que Cristo está vivo. (Amén)
ACCIÓN 8.
Se lleva un gran pan. Posibilidad de fondo musical.
Voz 1
“¿Tenéis aquí algo de comer?”
Voz 2
Tuve hambre. Me dio de comer. No puedo vivir solamente de pan. Pero tampoco puedo vivir sin pan.
Voz 1
Somos los guardianes del universo que Dios creó. Compartimos un mismo pan. Hay de todo en cantidad y para todo el mundo.Es suficiente aprender a acoger al otro. En la mesa cada uno tiene su lugar.
Voz 2
La hospitalidad crea un espacio en el que podemos dar respuesta a las necesidades de los otros. Vi gestos de acogida que cambiaron vidas. (Se mencionan personas o se escuchan testimonios.)
Voz 1 y 2
De todo eso, nosotros somos testigos.
Todos
Pedimos por los que viven en lugares no acogedores. Damos gracias por los que ofrecen su tiempo, sus talentos, sus recursos,que se dan para confirmar a Cristo en otros. Alabamos a Dios, la Cruz gloriosa de Cristo, e invitamos a todos los que se unen a Jesucristo a unirse para celebrar la fiesta de la vida a la cual nos invita. (Amén)
Bendición
Que Dios todopoderoso descanse en tus hombros y proteja cada uno de tus pasos. Que el Hijo de María habite en tu corazón y que el Espíritu Santo se derrame sobre ti.
Amén.

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