sábado, 19 de diciembre de 2009

LA IRA QUE NO SE CONTROLA ES CAUSA DE ALARMA

La ira se parece mucho a eso. En medio de nuestras vidas pacíficas, algo hace girar una llave en nuestro espítitu i activa la alarma. Entonces, nuestra paz interior, sin mencionar la tranquilidad de quienes nos rodean, se veinterrumpida por la fuerza perturbadora de nuestras emociones explosivas. A veces, la Ira llama apropiadamente nuestra atención hacia alguna injusticia que tiene que tratarse y nos estimula a una acción justa. Sin embargo, en la mayoría de los casos, es la violación de nuestras expectativas, derechos y privilegios lo que enciende egoístamente nuestra Ira. No es extraño que Pablo nos recuerde la advertencia del salmista. <> (Efesios 4:26 Salmos 4:4)

La ira que no es pecado

Temblad, y no pequéis; meditad en vuestro corazón estando en vuestra cama, y callad. Sal. 4:4. El apóstol Pablo cita este texto de la siguiente manera: "Airaos, pero no pequéis". ¿Puedes tú comer sin mover la boca, correr sin agitarte, o dormir sin cerrar los ojos? ¡No! ¿Cómo entonces es posible airarse sin pecar? La ira en sí, ¿no es por sí misma un acto pecaminoso? El verbo hebreo ragaz, que en el texto de hoy fue traducido como ira, indica conmoción. Puede ser física o psíquica, pero afecta a toda la estructura humana. El verbo jatá que en este salmo es traducido como pecar, significa literalmente "no dar en el blanco". Quiere decir que cada vez que la ira se posesiona de nuestro ser, lo queramos o no, "erramos el blanco". No llegamos a donde queríamos llegar y, la mayoría de las veces, llegamos a donde no queríamos llegar. En la semana en que escribo esta meditación, el Brasil vio horrorizado por televisión la escena brutal del asesinato cometido por un juez, por el simple hecho de que el guarda del supermercado no lo dejó entrar porque había llegado la hora de cerrar el establecimiento. Aquel juez nunca pensó cometer semejante crimen, pero en la hora de la ira hubo una conmoción interior que lo llevó a tal locura. Por eso, el consejo divino es: Cuando la ira aparezca, si estáis afectados física o psíquicamente, "meditad en vuestro corazón estando en vuestra cama, y callad". Nada mejor para el problema de la ira que esperar al día siguiente. Toma una decisión hoy. Ante las adversidades de la vida, cuando las cosas no salgan como tú quisieras que saliesen, en circunstancias en que tú sientes que vas a perder el control, deja las cosas como están y respira hondo. Retírate, si es posible. Tómate un tiempo, "consulta tu corazón en la almohada", clama a Dios y después, más sosegado, tú verás las cosas desde otro punto de vista y encontrarás la salida más sabia y equilibrada. Tira, pero da en el blanco. No te golpees, no te lastimes, ni lastimes al prójimo. No abras heridas en el corazón de las personas que tú amas y que están a tu alrededor. Mide tus palabras. Medita en las consecuencias de actos impulsivos. Tú no puedes evitar sentir lo que estás sintiendo. Eso es natural, pues tú eres un ser humano. Cuando alguien te contradice, cuando hace algo indebido contra ti, o te ataca, es natural que eso altere todo tu ser, pero sigue el consejo divino: "Temblad, y no pequéis; meditad en vuestro corazón estando en vuestra cama, y callad".

La visita del Señor

Ruth miró en su buzón del correo, pero solo había una carta. La tomó y la miró antes de abrirla, pero luego la miró con más cuidado.No había sello ni marcas del correo, solamente su nombre y dirección.Leyó la carta: Querida Ruth: Estaré en tu vecindario el sábado en la tarde y pasaré a visitarte.Con amor, Jesús.Sus manos temblaban cuando puso la carta sobre la mesa. ¿ Porque querrá venir a visitarme el Señor. ? No soy nadie en especial, no tengo nada que ofrecerle... Pensando en eso, Ruth recordó el vació reinante en los estantes de su cocina. ¡ Ay no ! No tengo nada para ofrecerle. Tendré que ir al mercado y conseguir algo para la cena. Buscó la cartera y vaciò el contenido sobre la mesa: Cinco dólares y cuarenta centavos. "Bueno, compraré algo de pan y alguna otra cosa, al menos."Se echó un abrigo encima y se apresuró a salir. Una hogaza de pan francés, media libra de pavo y un cartón de leche... y Ruth se quedó con solamente doce centavos que le deberían durar hasta el lunes.Aun así se sintió bien camino a casa, con sus humildes ingredientes bajo el brazo. Oiga, señora, ¿ nos puede ayudar, señora. ? Ruth estaba tan absorta pensando en la cena que no vió las dos figuras que estaban de pie en el pasillo.Un hombre y una mujer, los dos vestidos con poco más que harapos. Mire, señora, no tengo empleo, usted sabe, mi mujer y yo hemos estado viviendo allá afuera en la calle y, bueno, está haciendo frío y nos está dando hambre, y bueno, si usted nos puede ayudar, señora, estaríamos muy agradecidos... Ruth los miró con más cuidado. Estaban sucios y tenían mal olor y, francamente, ella estaba segura de que ellos podrían obtener algún empleo si realmente quisieran.Señor, quisiera ayudar, pero yo misma soy una mujer pobre. Todo lo que tengo es unas rebanadas y pan, pero tengo un huésped importante para esta noche y planeaba servirle eso a El. "Si, bueno, si señora, entiendo. Gracias de todos modos."El hombre puso su brazo alrededor de los hombros de la mujer y se dirigieron a la salida. A medida que los veía saliendo, Ruth sintió un latido familiar en su corazón. "Señor, espere " La pareja se detuvo y volteó a medida que Ruth corría hacia ellos y los alcanzaba en la calle.Mire: ¿ porque no toma esta comida ? Algo se me ocurrirá para servir a mi invitado..., y extendió la mano con la bolsa de víveres."Gracias, señora, muchas gracias" "Si, gracias", dijo la mujer y Ruth pudo notar que estaba temblando de frío. ¿Sabe? tengo otro abrigo en casa. Tome este, Ruth desabotonó su abrigo y lo deslizó sobre los hombros de la mujer. Y sonriendo, volteó y regresó camino a casa... sin su abrigo y sin nada que servir a su invitado."Gracias, señora, muchas gracias!" Ruth estaba tiritando cuando llego a la entrada. Ahora no tenia nada para ofrecerle al Señor. Buscó rápidamente la llave en la cartera. Mientras lo hacia notó que había otra carta en el buzón. "Que raro, el cartero no viene dos veces en un día." Tomó el sobre y lo abrió:Querida Ruth:Que bueno fue volverte a ver.Gracias por la deliciosa cena, y gracias también por el hermoso abrigo.Con amor,Jesús.El aire todavía estaba frío, pero aun sin su abrigo, Ruth no lo notó.

Sencilla oración

Una mujer pobremente vestida, con un rostro que reflejaba derrota, entró a una tienda. La mujer se acercó al dueño de la tienda y, de la manera más humilde, le preguntó si podía llevarse algunas cosas a crédito. Con voz suave le explicó que su esposo estaba muy enfermo y que no podía trabajar; tenían siete niños y necesitaban comida. El dueño le pidió que abandonara su tienda. Sabiendo la necesidad que estaba pasando su familia la mujer continuó: "¡Por favor señor! Se lo pagaré tan pronto como pueda". El dueño le dijo que no podía darle crédito ya que no tenía una cuenta de crédito en su tienda. De pie cerca del mostrador se encontraba un cliente que escuchó la conversación entre el dueño de la tienda y la mujer. El cliente se acercó y le dijo al dueño de la tienda que él se haría cargo de lo que la mujer necesitara para su familia. El dueño, preguntó a la mujer: "¿Tiene usted una lista de compra?". La mujer dijo: "Si señor". "Está bien," dijo el dueño, "ponga su lista en la balanza y lo que pese su lista, le daré yo en comestibles". La mujer titubeó por un momento y cabizbaja, buscó en su cartera un pedazo de papel y escribió algo en él. Puso el pedazo de papel, cabizbaja aún, en la balanza. Los ojos de dueño y cliente se llenaron de asombro cuando la balanza se fue hasta lo mas bajo y se quedó así. El dueño entonces, sin dejar de mirar la balanza dijo: "¡No lo puedo creer!". El cliente sonrió y el dueño comenzó a poner comestibles al otro lado de la balanza. La balanza no se movió por lo que continuó poniendo más y más comestibles hasta que no aguantó más. El dueño se quedó allí parado con gran asombro. Finalmente, agarró el pedazo de papel y lo miró con mucho más asombro.... No era una lista de compra, era una oración que decía: "Querido Señor, tú conoces mis necesidades y yo voy a dejar tus manos". El dueño de la tienda le dio los comestibles que había reunido y quedó allí en silencio. La mujer le agradeció y abandonó su tienda. El cliente le entregó un billete de cincuenta dólares al dueño y le dijo: "Valió cada centavo de este billete". Solo Dios sabe cuánto pesa una Oración. EL PODER DE LA ORACION. Cuando recibas este mensaje, haz una oración. Eso es todo lo que tienes que hacer. Solo detente ahora y haz una sencilla y sincera oración por ti, por los tuyos y por mí, que te lo envié. Entonces envía esto a amigos y familiares. No rompas esta hermosa y sencilla cadena de oración, por favor. Si lo haces solo habrás impedido que muchas personas se detengan por un minuto para orar por ti y por otras personas que necesitan de Dios. La Oración es uno de los mejores regalos gratuitos que recibimos. No tiene costo pero sí muchas recompensas. Otra cosa: Nunca abandones a un viejo amigo. No encontrarás a ninguna persona que llene su lugar. Que el Amor de Dios brille sobre ti hoy y siempre.

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