domingo, 13 de diciembre de 2009

SALMOS CRISTIANOS



Los dos caminos
Salmo
1
¡Dichoso el hombre que es capaz de discernir la impiedad de la justicia, y que se mantiene el verdadero Camino aun entre los que se han desviado, y se que sienta si es preciso en el banco de los burlones sin perder su dignidad, y que se complace en el Amor del Padre, y en el silencio escucha interiormente sus consejos día y noche!Es como un árbol plantado junto a corrientes de agua, que da a su tiempo el fruto, y jamás se amustia su follaje; todo lo que hace sale bien.¡No así los que se han desviado, no así! Que ellos son como paja que se lleva el viento.Por eso sus risas se convertirán en llantos, y mucho sufrirán hasta alcanzar misericordia: los desviados no entrarán en la comunidad de los justos hasta que no hayan reconocido hasta el último de sus delitos.Porque el Padre conoce el camino de los justos, y también el de los injustos, y a todos ansía congregar cuando este mundo se acabe.

La promesa mesiánica
Salmo 2
¿Por qué se agitan las naciones, y los pueblos mascullan planes vanos?Se yerguen los reyes de la tierra, los caudillos conspiran aliados contra el Padre y contra el Cristo:«¡Rompamos sus coyundas, sacudámonos su yugo!»El que se sienta en los cielos se entristece, el Padre espera con infinita misericordia.Luego les habla con dureza, con la indignación de un padre que quiere salvar a sus hijos del desastre:«Ya tengo yo consagrado al Rey en la nueva Jerusalem.»Voy a anunciar la decisión del Padre: Él me ha dicho: «Tú eres mi Hijo; Yo te he engendrado hoy.Pídeme, y te daré en herencia las naciones, en propiedad los confines de la tierra.Con tu Amor y tu firmeza no tendrán más remedio que volverse hacia ti, los rescatarás hasta de lo más hondo de la muerte.»Y ahora, reyes, comprended, corregíos, jueces de la tierra.Servid al Amor con el solo temor de perderlo, con humildad besad sus pies; no sea que os alejéis demasiado y luego os perdáis en el camino, pues nadie conoce ni el día ni la hora...¡Venturosos los que a Él se acogen!

Clamor matinal del acosado por la decadencia
Salmo3
Padre, ¡cuán numerosos son mis adversarios, los que habitan en mi interior, cuántos los que se alzan contra mí!¡Cuántos también los legalistas que dicen de mi vida: «No hay salvación para él en Dios!»Mas Tú, Padre, escudo que me ciñes, mi gloria, el que realza mi cabeza.A voz en grito clamo hacia mi Padre, y Él me responde desde su santo monte.Yo me acuesto y me duermo, me despierto, pues mi Padre me sostiene.No temo esas semillas de decadencia que a millares pretenden germinar dentro de mí.¡Levántate, Padre! ¡Dios mío, sálvame! Tú permites que todos mis enemigos tropiecen, las armas de mis perseguidores Tú las rompes. Las semillas de la decadencia no consiguen echar raíces dentro de mí.Del Padre la salvación. Tu bendición sobre todos los que aman el bien.

oración vespertina
Salmo 4
Cuando clamo, respóndeme, oh Dios misericordioso, en la angustia Tú me abres salida; tenme piedad, escucha mi oración.Vosotros, hombres, ¿hasta cuándo seréis torpes de corazón, amando vanidad, rebuscando mentira?¡Sabed que el Padre mima a quien busca su amistad, el Padre me escucha cuando yo le invoco!Reflexionad, y no echéis a perder vuestras vidas; hablad con vuestro corazón en el lecho ¡y silencio!Sembrad justicia y solidaridad, y confiad en vuestro Padre.Muchos dicen: «No te creemos, ¿quién nos hará ver la dicha de la que nos hablas?»¡Alza sobre nosotros la luz de tu rostro! Padre, Tú has dado a mi corazón más alegría que cuando abundan ellos de riquezas y honores.En Paz, todo a una, yo me acuesto y me duermo, pues Tú solo, Padre, me asientas en seguro.


Oración al despertar
Salmo 5
Escucha mis palabras, Padre, repara en mi lamento, atiende a la voz de mi clamor, oh mi Rey y mi Dios.Porque a ti te suplico, Papá; ya de mañana oyes mi voz; de mañana te presento mi súplica, y me quedo a la espera.Pues no eres Tú un Dios que se encierra en su propia plenitud; justos e injustos, todos son tus huéspedes cuando giran sus miradas hacia ti.No, los arrogantes no quieren saber de ti, les atemoriza tu Amor. Tú no los detestas, por eso se sienten secretamente avergonzados por sus injusticias. Casi que desearían tu odio para poder así justificarse a sí mismos en sus crímenes.Los mentirosos no encuentran escondrijo seguro donde protegerse de tu Luz. El hombre sanguinario y fraudulento anda siempre huyendo de sí mismo: cuando le falten las fuerzas, ¿dónde podrá esconderse?Mas yo, por la abundancia de tu Amor, entro en mi interior, que es tu Casa, y en tu santo Templo me prosterno, y en mi humildad y pequeñez Tú me haces partícipe de tu gloria.Guíame, Padre, en tu justicia, por causa de los que me acechan, allana tu camino ante mí. Que ya perdieron su candor y su pureza, y por eso en su interior tan sólo hay subversión; muertos en la inocencia, sepulcro abierto es su garganta, su lengua se mueve melosa en el interés y en la premeditación.Trátalos, oh Dios, con misericordia: haz que fracasen sus intrigas para que puedan volverse hacia ti; arrójalos por el exceso de sus crímenes, por rebelarse contra ti, y así puedan comprender que lejos de ti sólo hay desesperación y muerte, y entonces giren su mirada hacia el Amor, pues Tú no los vas a rechazar.Y se alegren los que a ti se acogen, se alborocen por siempre; que no se olviden de que todas las bendiciones de ti proceden. Tú los proteges, en ti exultan los que aman tu Nombre, pues tu Nombre es “Amor”.Pues si bien Tú proteges al justo y al injusto, Padre, sin embargo como un gran escudo tu favor cubre al que ante ti expone su injusticia, pues así el Cristo ya la habrá limpiado con su Sangre.

Plegaria en la tribulación
Salmo 6
Padre, corrígeme en mis errores, avergüénzame con tu misericordia.Tenme piedad, Padre, debilítame y sáname de mi orgullo, Padre, que mi corazón se ha endurecido,desmoronada totalmente mi alma, y Tú, Padre, ¿hasta cuándo?Vuélvete, Padre, recobra mi alma, sálvame, por tu Amor.Porque, en la muerte, nadie de ti se acuerda; en el desamor, ¿quién te puede alabar?Estoy extenuado de gruñir, baño mi lecho cada noche, inundo de lágrimas mi cama;mi ojo está corroído por el tedio, ha envejecido entre opresores.Acercaos a mí todos los malintencionados, que ahora podré darles un testimonio verdadero,pues mi Padre ha oído la voz de mi súplica y me ha llenado de su Amor.El Padre ha inclinado su oído, y ha acogido mi oración.¡Todos mis enemigos, confusos y desconcertados, verán el inmenso poder del Amor y la mansedumbre!

Oración del perseguido
Salmo 7
Padre mío, a ti me acojo, sálvame de mí mismo, líbrame; ¡que no arrebate como un león mi vida el que desde mi interior desgarra, sin poder ver yo el Camino a la libertad!Padre mío, si algo de esto hice, si hay en mis manos injusticia, si a mi bienhechor con mal he respondido, si no he perdonado al que injustamente me ha dañado, ¡que el enemigo me persiga y me alcance, estrelle mi vida contra el suelo, y tire mis entrañas por el polvo! Pues si en mi injusticia Tú no me reprendes, ¿cómo puedo yo saber que Tú estás conmigo?Levántate, Papá, en tu enojo, pon tu mano sobre los arrebatos de mis opresores, despierta ya, Dios mío, Tú que el juicio convocas. Y haz justicia contra mí, pues, por tu misericordia, tus castigos durante mi vida son mi salvación eterna. ¿Quién puede temer el castigo justo de un Padre bueno?Que te rodee la asamblea de las naciones, y Tú en lo alto vuélvete hacia ella.Júzgame, Padre, conforme a mi justicia y mi injusticia, para que yo nunca me engañe a mí mismo.Haz que cese la maldad de los impíos, y afianza al justo, Tú que escrutas corazones y entrañas, oh Dios justo.Dios, el escudo que me cubre, el salvador de los de recto corazón; Dios, el juez justo, paciente y misericordioso, pero Luz que denuncia en todo tiempo al que no se vuelve hacia la verdad, siempre esperando rescatarlo.Afile su espada el enemigo, tense su arco y lo apareje, para sí solo prepara armas de muerte, hace tizones de sus flechas; vedle en su preñez de obstinación, malicia concibió, fracaso pare. Cavó una fosa, recavó bien hondo, mas cae en el hoyo que él abrió; revierte su obra en su cabeza, su violencia en su cerviz recae.Doy gracias al Padre eterno por su justicia, salmodio el Nombre del Amor, el Altísimo.

Poder del nombre divino
Salmo 8
¡Oh Padre, Señor nuestro, qué glorioso tu nombre por toda la tierra! Tú que exaltaste tu majestad sobre los cielos, en boca de los niños, los que aún maman, dispones baluarte frente a destructores de tu obra, para acabar con la soberbia de eruditos e inteligentes.Al ver tu cielo, hechura de tus dedos, la luna y las estrellas, que fijaste Tú, ¿qué es el hombre para que de él te acuerdes, el hijo de Adán para que de él te cuides? Apenas inferior a un dios le hiciste, coronándole de gloria y de esplendor; le hiciste señor de las obras de tus manos, todo fue puesto por ti bajo sus pies: ovejas y bueyes, todos juntos, y aun las bestias del campo, y las aves del cielo, y los peces del mar, que surcan las sendas de las aguas. Y la naturaleza entera, con sus leyes y secretos, Tú se la entregas al hombre poco a poco como Padre bueno que todo lo construye y lo conserva, no para guardarlo para sí, sino para entregarlo a sus hijos, amados con infinita ternura.Mas, ¿qué ha hecho el hombre con tu obra? ¿dónde está la gratitud de tus hijos por el poder que les has regalado? Sólo sueñan en suplantarte: excluyen y destruyen a capricho negándose a reconocer que no existe gloria ni esplendor estables que no estén sustentados en el Amor.¡Oh Padre, Señor nuestro, qué glorioso tu nombre por toda la tierra! La gloria de tu nombre es eterna porque tu santo Nombre es “Amor”.

Dios humilla la opresión y salva la humildad
Salmo 9
Te doy gracias, Padre, de todo corazón, cantaré todas tus maravillas;quiero alegrarme y exultar en ti, salmodiar a tu nombre, Altísimo.Mis enemigos retroceden, flaquean, se retiran delante de tu rostro; pues Tú has llevado mi juicio y mi sentencia, sentándote en el trono cual juez justo.Has reprimido la soberbia de las gentes, has erradicado la impiedad, la has arrancado de los corazones de los hombres para siempre jamás; acabado el enemigo, jamás podrá resurgir, has suprimido su escondrijo en las ciudades, has perdido su recuerdo. He aquí que el Cristo se sienta para siempre, afianza para el juicio su trono; Él juzga al orbe con justicia, a los pueblos con rectitud.¡Sea el Reino ciudadela para el oprimido, ciudadela en los tiempos de angustia!Y en ti confíen los que saben tu nombre, pues Tú, Padre, no abandonas a los que te buscan.Salmodiad al Señor, que se abaja a la tierra, publicad por los pueblos sus hazañas; que Él tiene en cuenta la sangre de sus hijos, y de ellos se acuerda, no olvida el grito de los desdichados. Tenme piedad, Padre, ve mi aflicción, Tú que me recobras de las puertas de la muerte, para que yo cuente todas tus alabanzas a las puertas de la nueva Jerusalem, gozoso de tu salvación.Se hundió el mal en la fosa que hizo, en la red que ocultó, su pie quedó prendido.El Padre se ha dado a conocer a través del Hijo, ha hecho justicia, la impiedad se ha enredado en su propia la obra.¡Húndase la impiedad en el foso de la muerte, para que todos los hombres vean el poder del Amor y a Él se entreguen!Que no queda olvidado el pobre eternamente, no se pierde por siempre la esperanza de los desdichados. ¡Levántate, Padre, no triunfe la soberbia humana, sean juzgados los opresores delante de tu rostro! Infunde Tú, Padre, en ellos el terror, y aprendan así los opresores que no son más que hombres, y entonces abran los ojos, y puedan verte y volverse hacia ti.


Dios humilla la opresión y salva la humildad (2)
Salmo
10
¿Por qué, Padre, te quedas lejos, te escondes en las horas de la angustia?Por el orgullo del prepotente es menospreciado el desdichado, queda preso en la trampa que le ha urdido.Sí, el rico y poderoso se jacta de los antojos de su alma, con hipocresía bendice, pero menosprecia la solidaridad; el que se ha entregado a los placeres mundanos, insolente, no busca ni el Amor ni la Justicia: «¡No hay ningún Dios que vaya a hacer justicia! Eso no es más que un mito del pasado», es todo lo que piensa.El ambicioso afianza sus riquezas en la tierra según las leyes humanas, allá arriba tus juicios están muy lejos de él, cuando la Justicia divina y las leyes de los hombres no se ajustan, todo lo que cabe esperar es sufrimiento y destrucción.Dice en su corazón: «¡Jamás vacilaré!» porque nunca se ha visto en ninguna desgracia, en desesperación profunda, y maldice sin escrúpulos. De fraude y mentira está llena su boca, bajo su lengua sólo egoísmo y superficialidad; al acecho se aposta entre las cañas y en los recodos daña al inocente. Todo ojos, espía al desvalido para aprovecharse de su debilidad, al acecho escondido como león en su guarida, al acecho para atrapar al desdichado y arrancarle lo poco que tiene para vivir, atrapa al desdichado arrastrándole en su red de leyes humanas, de las injustas instituciones sociales.Espía, se agazapa, se encoge, el desvalido cae en su poder; dice en su corazón: «¿Dios? ¿qué Dios? Si ese Dios justo de verdad existiera ya habría hecho acto de presencia. Gocemos de la vida, que no somos más que animales que volvemos a la nada, máquinas perecederas de generar placer.»¡Levántate, Padre, alza tu mano, oh Dios! ¡No te olvides de los desdichados!¿Por qué el soberbio menosprecia a Dios, dice en su corazón sonriendo: «No vendrás a indagar?»Lo has visto ya, que la pena y la tristeza las miras Tú para tomarlas en tu mano: el desvalido se abandona a ti, Tú socorres al huérfano.¡Quiebra el brazo del poderoso, del prepotente, que se aprovecha de tu misericordia para con los que de él dependen para no caer! Hace uso de tu Amor para afianzarse en el poder, manteniendo como rehenes a los que más merecen tu compasión. Piensa interiormente: «Si Dios me hunde, ellos conmigo se hundirán, porque de mí dependen.»¡Padre, Tú eres rey por siempre, por los siglos; Tú barrerás la explotación de la faz de la tierra!El deseo de los humildes escuchas Tú, Padre, su corazón confortas, alargas tus oídos, para hacer justicia al huérfano, al vejado: ¡cese de dar terror el hombre salido de la tierra!

Confianza del que busca el Reino y su justicia
Salmo 11
En el Amor me cobijo; ¿cómo decís a mi alma: «Huye, pájaro, a tu monte?«He aquí que los ambiciosos tensan su arco, ajustan a la cuerda su saeta, para tirar en la sombra contra los que luchan por la Justicia desde la Luz de la Verdad.Si están en ruinas los cimientos, si la ambición ha tomado el poder, ¿qué puede hacer el pacífico? ¿con qué armas se defenderá?»El Padre en su Templo santo, el Amor, su trono está en los cielos; ven sus ojos el mundo, su mirada está pendiente de todos los hombres, sin excepción.El Padre explora la justicia y la injusticia de cada uno de sus hijos; Él perdona y protege al que busca la Paz, pero no impide que la oscuridad de la muerte aterrorice al que busca la violencia.¡Que la desesperación y el vacío de la muerte se presente ante los ojos de los violentos e invada sus corazones hasta que su arrogancia se torne en lágrimas y suspiros!Porque el Padre es justo y ama la Justicia, los que busca la Paz contemplarán su rostro.

Contra el mundo Mentiroso
Salmo 12
¡Sálvanos, Padre, que parece como si ya casi no quedaran hombres honestos, como si el mal hubiese conseguido erradicar la verdad y la sinceridad de la faz de la tierra!Falsedad sólo dicen, cada cual a su prójimo, labios de engaño, lenguaje de corazones dobles.Que tu Luz, Padre, delate toda mentira, que ponga en evidencia la lengua que profiere bravatas, los que dicen: «La lengua es nuestro fuerte, nuestro poder de convicción nos hace poderosos ante el pueblo, con nuestra elocuencia los atrapamos en nuestras redes, nuestros labios por nosotros, ¿quien va a ser amo nuestro?»Por la opresión de los humildes, por el gemido de los pobres, ahora me alzo yo, dice mi Padre: auxilio traigo a quien por él suspira.Las palabras de nuestro Padre son palabras sinceras, plata pura, de ras de tierra, siete veces purgada. Cristal limpio y transparente, que deja ver la pura verdad de todas las cosas.Tú, Padre, los guardarás, los librarás de esta ralea para siempre; no permitirás que los de corazón limpio se dejen zarandear por toda esa raza de hipócritas parlanchines, ladrones de guante blanco, que hasta rigen las naciones de la tierra.Padre, cuando llegue la hora de que tu Luz resplandezca, de todas partes desaparecerá la mentira y la extorsión, el colmo de vileza entre todo el género humano.

Clamor Confiado
Salmo 13
¿Hasta cuándo, Padre, me dejarás preso en mis fantasías? ¿Por siempre? ¿Hasta cuándo me ocultarás tu rostro amoroso, sereno, y al tiempo severo?¿Hasta cuándo tendré congojas en mi alma, en mi interior la desazón, día y noche? ¿Hasta cuándo triunfará sobre mí el enemigo de mi inconsciencia? Pienso: «en mí mismo estoy atrapado, ¿qué te ofreceré, Padre?»¡Mira, respóndeme, Dios mío! ¡Ilumina mis ojos, no me duerma en la muerte, no diga mi enemigo: «¡Le he podido! ¡Mírale, jugando con su vida!», no exulten mis adversarios al verme vacilar!Déjame luchar a tu lado. Sácame de mí mismo y hazme cómplice de tus anhelos.Que yo en tu Amor confío; en tu salvación mi corazón exulte.¡A mi Señor cantaré por el bien que me ha hecho; salmodiaré al Nombre del Amor, el Altísimo!


El hombre sin Dios
Salmo 14
Dicen en su corazón los insensatos: «¡No hay Amor en el Cielo!»No tienen valores nobles, no buscan ni el Bien ni la Justicia, sino que sacian sus necesidades, como animales, destruyéndolo todo a su paso si es preciso. Pues es más valioso para ellos el capricho que la Verdad.Se asoma el Amor desde los cielos hacia el género humano, por ver si hay un sensato, alguien que busque al Padre. Y Él se manifiesta me muchas maneras, donde pueda ser visto por todos, para que los que le buscan siempre le encuentren.Pero los insensatos no quieren ver, no quieren escuchar. Unos se apoyan en otros y se invitan mutuamente a dejarse llevar por el ansia de poder: dinero, honores, placeres. Ya nadie se atreve a hablar de verdadera Justicia, ni uno solo renuncia a ninguna satisfacción en el ideal de construir un mundo más auténtico, dirigido hacia el Bien.¿No se dan cuenta todos estos ambiciosos de que con su testimonio están destruyendo los únicos valores que pueden mantener la dignidad del ser humano? ¿No reparan en el hecho de que están abortando todas las inquietudes nobles que brotan espontáneamente del corazón de los hombres?Piensan: «no hay legislador por encima de nosotros, somos dueños de la ley.»Pero luego llega la enfermedad, la muerte se les hace presente. El dinero no les sirve para comprar más vida, los honores no les sirven para encontrar amor sincero en nadie, sólo intereses, los placeres han perdido su eficacia, y han dejado un vacío que ya nada sobre la tierra puede llenar.Allí de espanto temblarán donde nada hay que espante, que Dios sostiene al hombre que busca la Justicia: de los planes del desdichado os burláis, mas el Padre es su refugio.Los ambiciosos lo comprueban una y otra vez, pero se niegan a reconocerlo. Ven la plenitud interior de todos los que luchan por la Paz, pero les aterroriza pensar que algo superior a ellos les sostiene porque entonces todos sus crímenes contra la dignidad humana quedarían al descubierto. Prefieren reír, unos con otros, guiñar el ojo, y hacer burla del hombre que obedece a unos principios eternos, del hombre que busca el Bien y la Justicia para el mundo entero.¿Quién traerá la salvación para los oprimidos por la falsa justicia de los arrogantes, legisladores inicuos? Cuando el tiempo de espera se haya cumplido, cuando los preparativos del Padre para rescatar a los oprimidos hayan culminado, entonces los honrados comprobarán que sus esperanzas no eran vanas, y que si lucharon por la Justicia, la propia Justicia vendrá a recogerles y darles su paga.Entonces será el júbilo de unos y el llanto de otros. Mas, ¿quién de los que llore podrá decir: «es que no se me advirtió, nada se me dijo.»?Que el Padre misericordioso se apiade del genero humano, que el Amor impregne toda la tierra, que todo hombre dé gloria al Amor, que es el santo Nombre del Altísimo.

El hijo del Reino
Salmo 15
Padre, ¿quién morará en tu Reino?, ¿quién habitará en la nueva Jerusalem?El que cada noche revisa su alma y nunca cesa de reconocer sus errores, y no permite que nadie le llame ni “justo” ni “bueno”; el que siempre se expresa desde la sinceridad de su corazón aunque ello le ocasione el desprecio de los que le rodean, y nunca la utiliza la verdad para hundir ni destruir al extraviado, sino para ayudarle y reencaminarle; que no sólo no daña a su hermano, sino que además ansía siempre correr en su ayuda; el que nunca hace agravio a su prójimo, aun cuando por él haya sido agraviado, sino que siempre deja el juicio al Rey, el único que juzga con rectitud; el que odiando la injusticia, no deja de amar al injusto; el que nunca retracta sus compromisos aun en perjuicio propio; el que no presta su dinero buscando el interés, sino que incluso lo obsequia a quien de verdad lo necesite; ni acepta trabajo ni paga allí donde haya daño de inocentes.Quien obra así jamás vacilará.

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